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Luisa
Cuando llegué al grupo sabía que sufría por todo y sentía un dolor intenso que trataba de mitigar durmiendo la mayor parte del tiempo, pero no sabía por qué o que era lo que me tenía así. Aparentemente, yo era una mujer "realizada", soy profesionista, una buena hija y esposa, tengo un trabajo, una casa propia, un coche y un "buen marido" además de familiares que me ven como un ejemplo a seguir. Aun así, para mí la vida no tenía sentido, era rutinaria y no disfrutaba nada de lo que hacía o tenía, lo cual me hacía sentir culpable por tener tanto y no valorar nada. Esta situación me tenía cada día con una gran angustia.
Cuando llegué al grupo y empecé a escuchar las experiencias, me doy cuenta de que otras compañeras no importa si son más grandes o más jóvenes que yo, viven y sufren igual que yo. Eso me hace sentir que no soy la única, ni la peor.
Al militar en este grupo empieza ver que aún tengo la posibilidad de tener una vida más placentera, comienzo a disfrutar las cosas cotidianas. Poco a poco he aprendido a ir dejando mi vida, mi voluntad y actitudes en manos de un ser superior.

Maria
Yo sabía que desde niña me sentía sola, que pocas cosas me motivaban a actuar en la vida. Desde temprana edad visite psicólogos, psiquiatras, tome antidepresivos, ansiolíticos, etc. Lograba ver lo que había estado mal en mi vida, pero no lograba sentirme mejor.
Lo único que si me hacía correr y arreglarme, arreglar a mis hijos y dejar todo listo era que un hombre me invitara a salir. Ya habían pasado por mi vida muchos hombres que en su momento me parecieron indicados y que después ya no me gustaban. Mi última pareja es un hombre 14 años mayor que yo; todavía mantiene relaciones con su exmujer, con la que tiene un hijo drogadicto y vago y dos hijas muy dependientes de él. Él es cada vez más distante conmigo, pero cuando nos veíamos parecía adorarme, me lo decía, nos relacionábamos y nos alcoholizábamos. Mi vida no perecía tener mucha esperanza de ser mejor.
Un día me sentía desesperada, sola, culpable de que mis hijos me vieran así, intolerante con ellos. Llame al grupo y me dijeron que fuera. Llegué sintiéndome ausente, ni siquiera tengo muy claro que sucedió.
En el grupo he hecho uso de la tribuna, me he ido conociendo a mí misma y he escuchado tantas experiencias que me han enseñado a tener paciencia, tolerancia y a descubrir que no soy excepcional.
Hace un tiempo terminé mi última relación con una sensación muy diferente a la gran cantidad de rompimientos anteriores. Trato de no pensar si es para siempre o no, me siento comprendida, me siento apoyada, sé que estoy construyendo una fortaleza en mi alma.

Enrique
No podía dejar una relación con una mujer. Y digo dejar porque eso es lo que yo pensaba que era la solución, dejarla, alejarme de ella y buscar otra con la que si pudiera sentirme amado. Por más que lo intentaba, no aguantaba el dolor cuando me separaba de ella y terminaba regresando. Al regresar vivía otra vez lo mismo o peor. Ya no pude el día que me entere de su infidelidad, me sentía en la locura total, en una desesperación y dolor que no podía contener. No podía hablarlo con nadie, pues pensaba que los verdaderos "hombres" no debían llorar por una mujer. No podía concentrarme en nada, no podía dejar de llorar solo en mi cuarto. Sentía una necesidad muy grande de ir a buscarla y decirle -no importa que me hayas engañado, te perdono, pero no me dejes-. Sentía ganas de morirme, no quería ver a nadie, sentía que ya todos lo sabían y que yo era la burla de la gente.
Cuando llegué al grupo encontré testimonios de hombres que habían vivido situaciones muy similares y que habían superado el gran dolor que sintieron. Sentí una gran esperanza de poder hacer algo conmigo, sentí la confianza de expresarme, ya que siempre respetaron lo que yo sentía.
Gracias al grupo empecé a sentir una enorme tranquilidad, deje sentir esa necesidad de ir a buscarla, de seguirla buscando y empecé a hacer cosas para mí. Sentí que las ganas de vivir me regresaron.
Hoy al militar en este grupo estoy aprendiendo a relacionarme y a darme cuenta por qué sufría tanto las relaciones.

Comp4
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